Historia CULTIVOS INVADEN TORO MUERTO

Cultivos invaden Toro Muerto

Arequipa.– En el ardiente desierto del sur del Perú, sobre una rinconada del distrito de Uraca, a cinco kilómetros del valle de Majes, se ubica Toro Muerto, donde más de tres mil rocas volcánicas grabadas surgen de las arenas como mensaje de nuestro pasado, hoy vulnerado por la constante depredación de tierras a causa de la habilitación de nuevos cultivos en la misma zona arqueológica.

A casi un año de la denuncia hecha por el investigador de este santuario arqueológico, Eloy Linares Málaga, nada se ha hecho por revertir la situación. Los daños todavía son ocasionados por los agricultores y la constante irrigación de tierras de cultivo en el sector uno de la localidad de Mariano Melgar, debido a una ley emitida durante el gobierno del ex presidente Alberto Fujimori.

A ello se ha sumado el turismo no vigilado, que es, en opinión del arqueólogo Pablo de la Vera Cruz Chávez, muy dañino, pues diariamente y de manera indiscriminada las personas atentan contra estas reliquias históricas que carecen de cercos protectores.

Sin embargo, la destrucción de estos petroglifos no sólo se da en la actualidad. Desde la época de la Colonia en 1722, los españoles consideraron a estas rocas como piedras del demonio, por lo que destruyeron uno de los lugares más representativos del mundo sagrado de los antiguos peruanos.

Historia

Hace mil quinientos años, los sacerdotes del imperio Wari acudían a Toro Muerto –considerado en un congreso arqueológico realizado en La Habana-Cuba, en 1976, como el depositario de petroglifos más grande del mundo– para encontrarse con sus dioses, brindarles rogativas, cantarles sus anhelos y confiarles sus penas.

En cada piedra habitaba el alma e imagen de sus antiguos espíritus. Esas figuras logradas con golpes o rayaduras en la superficie rojiza del sillar, expresan de manera estética su cosmovisión .

En estos bloques de rocas, cuyo origen se remonta al período geológico denominado Plioceno, se conserva el espíritu del felino, que está presente como si nos mirara desde la roca con su cara volteada, y del cóndor, ser supremo del mundo sur andino, que extiende sus alas en la parte superior de los paneles figurativos, como si gobernará a las serpientes, los peces y los hombres allí representados.

Ellos mismos también se representaron durante la realización de sus rituales mágicos y ofrendas a sus apus (dioses), y figuran danzando con máscaras, tocados o coronas de espinas, con sus cabellos al viento, sus palos de sembrar, sus instrumentos de trabajo o sus lanzas de guerra.

Además, se pueden apreciar las extenuantes caravanas de llamas que llegaban a Toro Muerto a través de los arenales y los sembríos regados por zigzagueantes cursos de agua, cuya existencia en el desierto fue de vital importancia, según los diversos investigadores que desde finales del siglo XIX contribuyeron al conocimiento de estos petroglifos.

Trámite en la UNESCO

Después de 22 años de arduo trabajo entre arqueólogos e investigadores, una pequeña luz de esperanza ha surgido para Toro Muerto. El 29 de enero pasado, el INC del Perú, vía Resolución Directoral N° 037, declaró a los petroglifos Patrimonio Cultural de la Nación.

Fortunato Turpo Choquehuanca, director regional del INC-Arequipa, dijo que el título es el primer paso para conseguir que la Unesco lo declare Patrimonio Cultural de la Humanidad, así como para lograr un apoyo económico que permita conservar y proteger tan importante santuario.

Las gestiones en la Unesco tienen un avance del 40 por ciento con el levantamiento del plano topográfico e inventario de los restos que hasta el momento realiza Pablo de la Vera Cruz Chávez.

Con este trabajo y con la inscripción de la zona en los Registros Públicos, en dos meses más la funcionaria de la Unesco en París, Carmen Negrín, concretaría la tan ansiada declaratoria.

Sin lugar a dudas, Toro Muerto debe ser conservado, ya sea por entidades internacionales o nacionales para que las generaciones futuras puedan, mediante sus visitas, realizar un viaje al pasado místico de nuestros ancestros.

La magia que envuelve a este lugar toma por las tardes, todavía permite percibir las antiguas danzas y rogativas। Cuando el calor calma, un tibio aire cautiva a los visitantes. A lo lejos, el Sol se oculta en el horizonte y deja dormir a cada una de las rocas grabadas de Toro Muerto en espera de un futuro respeto a nuestro pasado.

http://www.elperuano.com.pe/edc/02/03/18/nac_.htm